Wednesday, November 09, 2011

Hogares que honran a Dios

Estoy convencido que vivimos en un tiempo en el que el blanco número uno del enemigo es nuestra familia. Satanás sabe que si ataca primeramente a tu hogar y tu familia, te herirá profundamente en tu caminar con Dios.

Para ello él tiene muchas municiones para atacarte:

• Él está usando el Internet (el cuál es muy útil y necesario para muchos el día de hoy) Sin embargo tenemos que proteger a nuestras familias de toda la influencia negativa y demoníaca que el Internet está teniendo en nuestras familias: Pornografía, Redes Sociales, etc.

• La Televisión por Satélite o Cable: HBO, Cinemax, PPV, etc.

Todo esto está controlando nuestros hogares porque no hemos tomado la iniciativa de limpiar y proteger nuestros hogares ante todas estas cosas. Esto requiere que busquemos la santidad y aprendamos a vivir con estándares dentro de nuestras familias. Los índices de divorcio son exactamente iguales dentro y fuera de la iglesia. ¿Qué es lo que nos está sucediendo?

Padres, tenemos que despertar ante esta llamada de atención. Tenemos que entender que si queremos que nuestros hijos sobrevivan en este Siglo XXI, tenemos que fortalecer nuestro liderazgo espiritual como padres. Tenemos que envolvernos en las vidas de nuestros hijos y volver a edificar un altar en nuestras familias.

Piensa en lo siguiente: “Tal y como son los hombres, así son sus familias.”

Esto explica algo:

• 63% de los jóvenes que cometen suicidio vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 20 % de los niños en EUA no saben quiénes son sus padres.

• 85% de los niños con desórdenes de conducta vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 85% de los jóvenes que se encuentran en la prisión vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 71% de los jóvenes que se dan de baja en las escuelas vienen de hogares sin la presencia del padre.

Lo único peor que estar en un hogar sin padre, es un hogar que cuenta con la presencia de un padre que no asume su responsabilidad como líder espiritual de la familia y que diga las mismas palabras de Josué: “Y si no les parece bien servir al SEÑOR, escojan hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR.” Josué 24:15 (NBLH)

Hoy quiero llamar a los hombres a que se levanten y asuman su responsabilidad, que sean hombres de oración, que tomen la Biblia y guíen a sus familias al cielo. No podemos conformarnos con ir al cielo si nuestras familias no van con nosotros. No podemos ser pasivos al respecto, no podemos echarnos para atrás al respecto. No podemos pretender que con solo traerlos a la iglesia una vez a la semana asegurarán su entrada al cielo. Tenemos que ser guerreros que peleen las batallas por nuestras familias y que suban los estándares de la Palabra de Dios en nuestras familias.

Observen lo que dice Deuteronomio 6:4-9: “Escucha, Israel: El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.” Deuteronomio 6:4-9 (NVI)

Cuánto necesitamos tener una atmósfera de la presencia de Dios en nuestros hogares. Tal vez estamos viendo mucha TV. Estamos viviendo unas vidas con muchas ocupaciones y no estamos teniendo tiempo para honrar a Dios en nuestros hogares. Cuando Dios encuentra hogares que lo honran, Él usará a toda la familia para alcanzar y redimir a un mundo perdido sin Cristo. ¿Acaso no quieres eso para tu vida y tu familia? ¿No quieres que Dios use a tu familia? Edifica un altar familiar. Enséñales la Palabra de Dios.

El Salmo 112 contiene una gran promesa que debemos recordar: ¡Alabado sea el SEÑOR! Qué felices son los que temen al SEÑOR y se deleitan en obedecer sus mandatos. Sus hijos tendrán éxito en todas partes; toda una generación de justos será bendecida. Ellos mismos serán ricos, y sus buenas acciones durarán para siempre. La luz brilla en la oscuridad para los justos; son generosos, compasivos y rectos.” Salmo 112:1-4 (NTV)

Por otro lado, el Salmo 78 es un pasaje sorprendente. Escuchen lo que dice: “Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño, cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del SEÑOR, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado… para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos. Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos.” Salmo 78:1-7 (NVI)

Esto significa que aún los niños que no han nacido, nos aseguraremos que conozcan y escuchen la Palabra de Dios. Esto es bien poderoso. Todo esto lo declararemos para nuestros hijos. Como padres tenemos una responsabilidad sorprendente de llevar la Palabra de Dios a nuestros hogares y enseñarla a nuestros hijos y ser modelos vivos para ellos. Si decidimos no hacerlo, un día estaremos delante de Dios y seremos juzgados por eso.

Quiero preguntarte algo: ¿Estás tomando el tiempo para edificar un altar familiar? ¿Estás protegiendo tu matrimonio? Para hacer esto se requiere ser VALIENTES. El Enemigo está destruyendo nuestras familias y nuestra única defensa es vivir la Palabra de Dios en nuestros hogares. Dios te dice: “Si haces lo que yo te mando, ¡Yo usaré a toda tu familia para mis propósitos! Mi Plan para redimir a un mundo perdido es el utilizar a las familias, y quiero usar la tuya.

Dios comenzó de esa manera y continuará haciéndolo de la misma manera. El mover de Dios en esta época es a través de nuestras familias.

Dios te bendiga!

Saturday, August 27, 2011

Fundamentos del Trabajo en Equipo

“Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.” 1

Creo que este pasaje es fundamental en la idea entera del ministerio en equipo porque nos permite entender que cada miembro de la Familia de Dios tiene una función especial y diferente. No existe tal cosa como que una sola persona puede hacer todas las tareas dentro de la misma. De acuerdo a la Biblia, todos los creyentes formamos parte del Cuerpo de Cristo, la iglesia, y cada uno es una parte separada y necesaria de éste.

La implicación de este pasaje es que Dios quiere usar a cada creyente para edificar Su Cuerpo. Al final de cuentas, una gran verdad transformadora es que la identidad primaria de cada miembro del Cuerpo de Cristo es que es un Ministro de Jesucristo. Muchas veces se tiene la idea de que solo aquellos profesionales dedicados tiempo completo al Ministerio y que son parte de una elite especial y superior pueden ser llamados “Ministros”. De hecho eso no podría estar más lejos de la verdad. De acuerdo a la Escritura los Pastores somos solo Administradores del Rebaño de Dios. Todos los miembros del Cuerpo de Cristo son llamados de acuerdo a la Biblia “Ministros”.

La Biblia dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…” 2

De acuerdo a este pasaje, nuestra tarea específica no es hacer el Ministerio, aún cuando ese es el entendimiento y la práctica de muchos pastores el día de hoy, sino la de preparar (equipar) a los santos para el Servicio a Dios. Sería una historia completamente diferente si como pastores nos enfocáramos en cumplir nuestra tarea y llamado principal y permitir que la iglesia funcione tal y como Dios lo diseñó desde el principio, como un Cuerpo.

Por lo tanto, entendiendo que hay diversos dones, diversas maneras de servir y diversas funciones, pero un mismo Espíritu, Señor y Dios, el ministerio debe ser llevado a cabo dentro del contexto de la Familia de la Iglesia. Ahora, no solo eso, sino que la manera bíblica de llevarlo a cabo es trabajando en equipo. Debemos recordar que la “manifestación especial del Espíritu” de la que habla este pasaje nos ha sido dada para edificar a otros, para el bien de los demás.

Por último, es esencial recordar que para poder funcionar en equipo, es importantísimo aprender a trabajar juntos, apoyándonos unos a otros y sirviendo en armonía. La Biblia dice: “Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía… Porque allí mandó el Señor la bendición, la vida para siempre.” Sal. 133:1,3 (NBLH)

Solamente cuando aprendemos a vivir y servir juntos en armonía como cuerpo, Dios mandará su bendición y será de edificación para todos. Que lamentable es ver como la actitud de muchos creyentes es que prefieren servir o trabajar solos. Eso es un atentado directo a la vida y función del Cuerpo de Cristo.

OLIVER MARTINEZ
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[1] 1 Cor. 12:4-7. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional. Copyright © 1999. Bíblica.

[2] Efesios 4:11-12. Santa Biblia. Reina-Valera. Copyright © 1960. American Bible Society.

[3] Salmo 133:1,3. Santa Biblia. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. Copyright © 2005. The Lockman Foundation.

Wednesday, July 20, 2011

Mi visión personal acerca del Evangelismo

En una ocasión se le preguntó a Helen Keller: “¿Qué podría ser peor que nacer ciego?” Ella respondió: “Lo único peor a no tener vista es no tener visión.”1 Es verdaderamente trágico no tener rumbo ni dirección en la vida. Por eso con tanta sabiduría la Biblia dice: “Donde no hay visión, el pueblo se extravía.”2 En otro pasaje Dios dijo a Habacuc lo siguiente: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido.”3

Es por ello que para mí es tan importante tener claridad en la visión que Dios me ha dado para mi vida, familia y ministerio y escribirla. En cuanto al Evangelismo, mi visión es: “Ser un instrumento de Dios para ayudar a otros a tener un encuentro personal con Cristo y descubrir el propósito de Dios para sus vidas, llevándolos a una experiencia íntima con Dios a través de una adoración genuina y la enseñanza clara de la Palabra de Dios.”

Hoy día, algo muy especial está sucediendo alrededor nuestro. Dios se está moviendo de tal manera en todas partes del mundo que tenemos que abrir nuestros ojos. Es asombroso ver cómo nuestro Padre Celestial aún está obrando y nos está invitando para unirnos a Su obra. En medio de un mundo que está constantemente cambiando, tenemos que reconocer que es imposible continuar haciendo nuestro trabajo de la misma manera que la iglesia lo ha hecho por muchos años. Los métodos que se usaron tiempo atrás, el día de hoy se han convertido en obsoletos, por lo tanto debemos estar abiertos a nuevas formas para evangelizar.

Quiero ser bien honesto al decir que éste tema es particularmente incómodo para mí. La verdad es que aún cuando uno está metido tiempo completo en el ministerio, puede fácilmente olvidar la tarea básica de compartir de Cristo con aquellos que aún no lo conocen. Si bien es cierto que somos llamados a hacer discípulos y enseñarles que hagan lo que Jesús nos dijo, esto no nos exime de llevar a cabo personalmente la tarea compartir de Cristo con el perdido como un estilo de vida. En medio de las múltiples ocupaciones, uno podría justificar que no tiene tiempo para salir y evangelizar.

Sin embargo, yo pregunto: ¿Qué tarea hay más importante que esta? El Evangelismo no es una opción para el creyente, o la tarea de una élite de profesionales especializados. El Evangelismo es un mandato para todos los cristianos en todas partes del mundo. El escritor C.S. Lewis dio en el blanco cuando comentó: “La gloria de Dios, y, como nuestro único medio de glorificarlo, la salvación de las almas es el asunto real de la vida.”4 La manera en la que yo puedo darle la gloria a Dios es siendo obediente en el cumplimiento de la Gran Comisión que Él nos dejó, es decir, compartir con otros acerca de la persona de Jesús.5

La Biblia está llena de pasajes que demuestran que esta Gran Comisión siempre ha estado en el corazón de Dios, y por lo tanto mi ministerio futuro debe estar impregnado por una pasión por lo que a Él le apasiona. Es claro en las Escrituras que Dios está apasionado por las multitudes de personas que se encuentran como ovejas sin pastor. Él está apasionado por el perdido. Como dice el autor Dave Earley: “El corazón de Dios está y siempre ha estado latiendo por todas las personas de las naciones.”6 A pesar de que las personas no lo reconozcan, sin Cristo se encuentran perdidas, y fue precisamente a ellos a quienes Cristo vino a buscar. Es por eso que la manera en la que veo mi ministerio hacia el futuro es completamente enfocado en alcanzar a las personas que aún no conocen de Cristo.

Recordando el encuentro que tuvo con la mujer samaritana,7 Jesús tuvo que hacer a un lado todas las barreras culturales, religiosas y raciales de esa época para acercarse a esta mujer y escuchar lo que había en su corazón. Esto abrió las puertas para que ella alcanzara la salvación. Esta es la forma en la que quiero ver mi ministerio de ahora en adelante. Quiero ser alguien que se acerca a las personas, no es con palabrerías, ni argumentos, sino solo para escucharlas. Aunque esto vaya en contra de mi naturaleza, escuchar a las personas será la habilidad más importante que tendré que desarrollar en mi ministerio si quiero ser efectivo en alcanzar a las personas para Cristo. Esto me hará sensible a las necesidades de las personas, aprendiendo así del modelo que nuestro Señor Jesús nos dejó.

Mi anhelo es ver mi ministerio pasando tiempo con las personas con las que Jesús hubiera preferido estar. Él prefería estar con la gente en necesidad y tenía compasión de ellos ya que eran como ovejas sin pastor.8 Debido a esto Él se ganó la reputación de ser amigo de pecadores y de comer con ellos.8 Cuán agradecido estoy con mi Dios porque ahora puedo comprender que para alcanzar a las personas se requiere que yo ajuste mis métodos o formas, dado que cada persona es diferente y requiere diferentes acercamientos evangelísticos.10

Hasta ahora he encontrado que en ocasiones algunos de los métodos o formas que he usado en el pasado han estado opacados por el legalismo y la tradición. Hoy puedo comprender que las personas en esta era postmoderna no necesitan saber cuánta Biblia conozco de memoria. A ellos lo que les interesa es saber si soy real y transparente. Es por ello que quiero vivir el Evangelio de una manera Encarnada en la que mi manera de vivir refleje lo que creo. Quiero ser un libro abierto a donde quiera que vaya y que las personas pueden ver a Cristo en mi. Quiero ser verdaderamente para la gente la sal de la tierra y la luz del mundo.11

OLIVER MARTINEZ

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[1] Helen Keller Quotes. http://thinkexist.com/quotes/helen_keller/
[2] Proverbios 29:18. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.
[3] Habacuc 2:2. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.
[4] C.S. Lewis, Reflections (Grand Rapids, MI: Erdmans, 1967). Pg. 14.
[5] Mat. 22:34-40; Mat. 28:18:20. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.
[6] Dave Earley & David Wheeler, Evangelism is… How to Share Jesus with Passion and Confidence (Nashville: B&H Publishing Academic, 2010), Pg. 19.
[7] Juan 4. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional. 1999.
[8] Marcos 6:34. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.
[9] Lucas 7:34, 19:10, Mat. 9:9-11. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.
[10] Dave Earley & David Wheeler, Evangelism is… How to Share Jesus with Passion and Confidence (Nashville: B&H Publishing Academic, 2010), p. 82.
[11] Mateo 5:13-16. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.

Wednesday, June 29, 2011

Apologética Encarnada

¡En esa iglesia son unos hipócritas! Esa esta es una de las respuestas más comunes que he encontrado en muchas personas en mi comunidad acerca de las iglesias. Tal vez yo podría argumentar inmediatamente que las personas están solo inventando excusas para no acercarse a Dios. Tal vez las estén inventando. Sin embargo, la realidad es que como cristiano, mi forma de vivir y actuar diariamente en todo tipo de circunstancias viene a ser una evidencia de lo que ha ocurrido dentro de mí. Siendo muy honesto, es mucho más fácil tratar de entender el evangelismo como una mera transferencia de información, sin que esto me comprometa a tener que vivir lo que predico. De hecho, esto fue precisamente a lo que Jesús se refería cuando hablaba acerca de la actitud de los fariseos: “Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican.”1 Es evidente que ellos enseñaban una cosa, pero su manera de vivir era completamente distinta. Es por ello que aquí es pertinente abordar el tema de la “Apologética Encarnada”. Estoy muy de acuerdo con la definición que el autor Wheeler hace acerca de la apologética “encarnada”: “Es el estilo de vida representado pública y privadamente de la vida de un cristiano que valida ante el mundo las verdades absolutas de la Biblia.”2 El no vivir lo que predico llega a ser una contradicción de términos. El mundo ya está cansado de tantos cristianos que disfrutan estar pelando con otros grupos religiosos acerca de quién tiene la razón. Estoy consciente que lo que está en juego aquí es el proclamar la verdad de una manera clara e inalterada. No obstante, no se puede divorciar la tarea de encarnar lo que predico del presentar una defensa clara y amorosa de mi fe. Como dice Wheeler: “De acuerdo con la Escritura, la única piedra de tropiezo para el incrédulo debe ser la cruz, no las acciones antibíblicas de aquellos que claman haber sido redimido a través de esa misma cruz.”3 Dios me guarde de llegar a ser un cristiano que con mi manera de vivir, pueda llegar a ser una piedra de tropiezo para el perdido. Aquí está la esencia del reto al que me enfrento como creyente: Debo ser sabio en entender la conexión existente entre lo que creo y mi manera de vivir para que haya un balance entre ambas. En humildad debo someter cada área de mi vida al Señorío de Cristo para que Él viva Su vida a través de mí. Como concluye Wheeler: “Una vida encarnada demanda una rendición, no solo a las palabras de Cristo, sino también a Sus acciones. Los cristianos deben ser primeramente siervos.”4
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1. Mateo 23:3. Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, 1999.

2. David Wheeler, Artículo “Incarnational Apologetics” (Liberty University), p. 1.

3. Wheeler, p. 1.

4 Wheeler, p. 6.

Siendo Sal y Luz de la Tierra

Soy sal y luz de la tierra.1 ¿Qué significa esto para mi? Que mi vida tiene propósito. Dios me ha escogido para brillar en este mundo lleno de maldad y oscuridad. También significa que a través de mi vida, yo puedo traer sabor y propósito a las vidas insípidas y faltas de dirección de tantas personas. Desde pequeño, uno de los valores que me fueron transmitidos fue el de recibir todo el conocimiento posible. Conforme fui creciendo, se me hizo fácil pensar que al tratar de evangelizar a otros, lo que la gente necesitaba era meramente información de qué hacer para ir al cielo y evitar ir al infierno. Con una sola fórmula o método era suficiente para poder cumplir con mi tarea de hablarles a otros de Cristo, sin la necesidad de involucrarme con las personas. Cuán equivocado estaba. Muchos al verme, tenían la idea que yo era de los que no fumaba, no tomaba ni bailaba. A esto se reducía me testimonio: No fumaba, no tomaba, no bailaba, no visitaba lugares de perdición, no participaba en fiestas con pecadores. En fin, para todo mi respuesta era prácticamente no, no y no. Sin embargo después descubrí que la vida de Jesús demostró completamente lo contrario. Él prefería estar con la gente en necesidad y tenía compasión de ellos ya que eran como ovejas sin pastor.2 Debido a esto se ganó la reputación de ser amigo de pecadores y de comer con ellos.3 Agradezco a Dios que ahora puedo comprender para alcanzar a las personas se requiere ajustar mis métodos o formas, dado que cada persona requiere diferentes acercamientos evangelísticos.4 He encontrado que en ocasiones muchos métodos están opacados por el legalismo y la tradición. La gente en esta era postmoderna no necesita saber cuánta Biblia sé, o cuántos pasajes puedo recitar de memoria. A ellos lo que les interesa es saber si soy real y transparente. Es sorprendente como Dios, siempre está preparando el terreno para que yo pueda plantar y regar la semilla del evangelio, confiando que Él dará en crecimiento.5 A mí solo me corresponde ser obediente en llevar el mensaje. Cuanto necesito aprender de la historia del cristianismo. El cristianismo puede ser comparado a un virus que es propagado espontáneamente y que no está sujeto a programas o métodos. Como menciona el autor Greg Stier: “Cuando Jesús invade nuestras vidas, Él quiere que cada aspecto de cada vida cristiana esté completamente bajo Su control, y Él no se detendrá hasta que eso suceda.”6 Es por ello que mi tarea al compartir mi testimonio personal es ganarme la confianza de las personas de una manera inofensiva y efectiva para que Él llegue a ser también el Señor de sus vidas. Es necesario que la gente sepa que soy un ser humano como ellos, que ha cometido errores, y que la única cosa que me diferencia de ellos es que he sido perdonado de mis pecados y que tengo vida eterna.
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1. Mateo 5:13-16. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.

2. Marcos 6:34. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.

3. Lucas 7:34, 19:10, Mat. 9:9-11. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.

4. Dave Earley & David Wheeler, Evangelism is… How to Share Jesus with Passion and Confidence (Nashville: B&H Publishing Academic, 2010), p. 82.

5. 1 Corintios 3:6-9. Santa Biblia. Nueva Versión Internacional, 1999.

6. G. Stier, Outbreak (Chicago, IL: Moody, 2002), p. 24.

Saturday, February 05, 2011

Libres de la Esclavitud

"Entonces Dios habló todas estas palabras diciendo: Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre (de la esclavitud)." Ex. 20:1-2 (NBLH)

Mientras leía esta porción de las Escrituras, no pude dejar de pensar en la increíble analogía que existe entre la situación que experimentó el pueblo de Israel y nosotros. Algo que vez, tras vez vemos que se repite, es la tendencia del pueblo de Israel de olvidar a quién le pertenecían y de dónde habían sido sacados. Por eso Dios tuvo que recordarles "Yo Soy el Señor tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto..." Ahora, no solo los libertó de un lugar, sino de una condición en la que se encontraban: "...de la casa de servidumbre (de la esclavitud)." Piensa en esto: "¡Eran esclavos!"

Es increíble que tan pronto venían momentos de prueba o dificultad, en los que se requería fe para creer lo que Dios había prometido, lo primero que anhelaban era regresar a su condición de esclavos en la que vivían antes de ser liberados, no importando los abusos, maltratos o menosprecios que ellos recibían el la tierra de Egipto. Sinceramente no dejo de indignarme por cada vez que el pueblo de Israel se quejó amargamente contra el Señor por la falta de comida o de agua, o por cualquier otra situación. Pienso: ¿Qué tan pronto se les olvidó todo lo que Dios hizo por ustedes? ¿No recuerdan todas las plagas que Dios mandó? ¿Todos los milagros que Él hizo con Su mano poderosa? ¿En qué estaban pensando?

La verdad es que después de meditar en todo esto, no puedo dejar de pensar en todas las veces que nosotros actuamos de la misma manera. La verdad es que no somos en nada diferentes al pueblo de Israel. Luchamos con las mismas actitudes. Padecemos del mismo mal de olvidar todo lo que nuestro Dios ha hecho por nosotros y de dónde nos rescató. Es hora de arrepentirnos y reconocer en dónde hemos fallado, y regresar a nuestro primer amor. Él es nuestro Dios que nos sacó de nuestro Egipto espiritual, enviando a Su Hijo a morir por nosotros y nos libertó de la esclavitud al pecado. Alabemos a Dios por sus maravillas y por Su amor incomparable.

OLIVER MARTINEZ