Saturday, February 05, 2011

Libres de la Esclavitud

"Entonces Dios habló todas estas palabras diciendo: Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre (de la esclavitud)." Ex. 20:1-2 (NBLH)

Mientras leía esta porción de las Escrituras, no pude dejar de pensar en la increíble analogía que existe entre la situación que experimentó el pueblo de Israel y nosotros. Algo que vez, tras vez vemos que se repite, es la tendencia del pueblo de Israel de olvidar a quién le pertenecían y de dónde habían sido sacados. Por eso Dios tuvo que recordarles "Yo Soy el Señor tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto..." Ahora, no solo los libertó de un lugar, sino de una condición en la que se encontraban: "...de la casa de servidumbre (de la esclavitud)." Piensa en esto: "¡Eran esclavos!"

Es increíble que tan pronto venían momentos de prueba o dificultad, en los que se requería fe para creer lo que Dios había prometido, lo primero que anhelaban era regresar a su condición de esclavos en la que vivían antes de ser liberados, no importando los abusos, maltratos o menosprecios que ellos recibían el la tierra de Egipto. Sinceramente no dejo de indignarme por cada vez que el pueblo de Israel se quejó amargamente contra el Señor por la falta de comida o de agua, o por cualquier otra situación. Pienso: ¿Qué tan pronto se les olvidó todo lo que Dios hizo por ustedes? ¿No recuerdan todas las plagas que Dios mandó? ¿Todos los milagros que Él hizo con Su mano poderosa? ¿En qué estaban pensando?

La verdad es que después de meditar en todo esto, no puedo dejar de pensar en todas las veces que nosotros actuamos de la misma manera. La verdad es que no somos en nada diferentes al pueblo de Israel. Luchamos con las mismas actitudes. Padecemos del mismo mal de olvidar todo lo que nuestro Dios ha hecho por nosotros y de dónde nos rescató. Es hora de arrepentirnos y reconocer en dónde hemos fallado, y regresar a nuestro primer amor. Él es nuestro Dios que nos sacó de nuestro Egipto espiritual, enviando a Su Hijo a morir por nosotros y nos libertó de la esclavitud al pecado. Alabemos a Dios por sus maravillas y por Su amor incomparable.

OLIVER MARTINEZ