Wednesday, November 09, 2011

Hogares que honran a Dios

Estoy convencido que vivimos en un tiempo en el que el blanco número uno del enemigo es nuestra familia. Satanás sabe que si ataca primeramente a tu hogar y tu familia, te herirá profundamente en tu caminar con Dios.

Para ello él tiene muchas municiones para atacarte:

• Él está usando el Internet (el cuál es muy útil y necesario para muchos el día de hoy) Sin embargo tenemos que proteger a nuestras familias de toda la influencia negativa y demoníaca que el Internet está teniendo en nuestras familias: Pornografía, Redes Sociales, etc.

• La Televisión por Satélite o Cable: HBO, Cinemax, PPV, etc.

Todo esto está controlando nuestros hogares porque no hemos tomado la iniciativa de limpiar y proteger nuestros hogares ante todas estas cosas. Esto requiere que busquemos la santidad y aprendamos a vivir con estándares dentro de nuestras familias. Los índices de divorcio son exactamente iguales dentro y fuera de la iglesia. ¿Qué es lo que nos está sucediendo?

Padres, tenemos que despertar ante esta llamada de atención. Tenemos que entender que si queremos que nuestros hijos sobrevivan en este Siglo XXI, tenemos que fortalecer nuestro liderazgo espiritual como padres. Tenemos que envolvernos en las vidas de nuestros hijos y volver a edificar un altar en nuestras familias.

Piensa en lo siguiente: “Tal y como son los hombres, así son sus familias.”

Esto explica algo:

• 63% de los jóvenes que cometen suicidio vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 20 % de los niños en EUA no saben quiénes son sus padres.

• 85% de los niños con desórdenes de conducta vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 85% de los jóvenes que se encuentran en la prisión vienen de hogares sin la presencia del padre.

• 71% de los jóvenes que se dan de baja en las escuelas vienen de hogares sin la presencia del padre.

Lo único peor que estar en un hogar sin padre, es un hogar que cuenta con la presencia de un padre que no asume su responsabilidad como líder espiritual de la familia y que diga las mismas palabras de Josué: “Y si no les parece bien servir al SEÑOR, escojan hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR.” Josué 24:15 (NBLH)

Hoy quiero llamar a los hombres a que se levanten y asuman su responsabilidad, que sean hombres de oración, que tomen la Biblia y guíen a sus familias al cielo. No podemos conformarnos con ir al cielo si nuestras familias no van con nosotros. No podemos ser pasivos al respecto, no podemos echarnos para atrás al respecto. No podemos pretender que con solo traerlos a la iglesia una vez a la semana asegurarán su entrada al cielo. Tenemos que ser guerreros que peleen las batallas por nuestras familias y que suban los estándares de la Palabra de Dios en nuestras familias.

Observen lo que dice Deuteronomio 6:4-9: “Escucha, Israel: El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.” Deuteronomio 6:4-9 (NVI)

Cuánto necesitamos tener una atmósfera de la presencia de Dios en nuestros hogares. Tal vez estamos viendo mucha TV. Estamos viviendo unas vidas con muchas ocupaciones y no estamos teniendo tiempo para honrar a Dios en nuestros hogares. Cuando Dios encuentra hogares que lo honran, Él usará a toda la familia para alcanzar y redimir a un mundo perdido sin Cristo. ¿Acaso no quieres eso para tu vida y tu familia? ¿No quieres que Dios use a tu familia? Edifica un altar familiar. Enséñales la Palabra de Dios.

El Salmo 112 contiene una gran promesa que debemos recordar: ¡Alabado sea el SEÑOR! Qué felices son los que temen al SEÑOR y se deleitan en obedecer sus mandatos. Sus hijos tendrán éxito en todas partes; toda una generación de justos será bendecida. Ellos mismos serán ricos, y sus buenas acciones durarán para siempre. La luz brilla en la oscuridad para los justos; son generosos, compasivos y rectos.” Salmo 112:1-4 (NTV)

Por otro lado, el Salmo 78 es un pasaje sorprendente. Escuchen lo que dice: “Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño, cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del SEÑOR, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado… para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos. Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos.” Salmo 78:1-7 (NVI)

Esto significa que aún los niños que no han nacido, nos aseguraremos que conozcan y escuchen la Palabra de Dios. Esto es bien poderoso. Todo esto lo declararemos para nuestros hijos. Como padres tenemos una responsabilidad sorprendente de llevar la Palabra de Dios a nuestros hogares y enseñarla a nuestros hijos y ser modelos vivos para ellos. Si decidimos no hacerlo, un día estaremos delante de Dios y seremos juzgados por eso.

Quiero preguntarte algo: ¿Estás tomando el tiempo para edificar un altar familiar? ¿Estás protegiendo tu matrimonio? Para hacer esto se requiere ser VALIENTES. El Enemigo está destruyendo nuestras familias y nuestra única defensa es vivir la Palabra de Dios en nuestros hogares. Dios te dice: “Si haces lo que yo te mando, ¡Yo usaré a toda tu familia para mis propósitos! Mi Plan para redimir a un mundo perdido es el utilizar a las familias, y quiero usar la tuya.

Dios comenzó de esa manera y continuará haciéndolo de la misma manera. El mover de Dios en esta época es a través de nuestras familias.

Dios te bendiga!