Monday, May 14, 2012

Creados a la Imagen de Dios


1.      Definiendo “Imago Dei”

Entender la naturaleza de Dios y su esencia es fundamental para comprender quienes somos como seres humanos. Pero… ¿qué es exactamente lo que nos hace humanos? Contrario a lo que la ciencia enseña, no estamos aquí por accidente ni producto de la evolución. Estamos aquí porque Dios nos creó de la nada a Su imagen y semejanza. Tal y como dice la Biblia: “El día que Dios creó al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó. Los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron creados.”[1] Esto es precisamente lo que nos hace humanos, seres vivientes, que Dios, nos creó del polvo de la tierra, y sopló sobre nosotros aliento de vida y nos hizo como Él.  En cuanto a esto, el autor Estep argumenta: “Somos humanos porque somos hechos a la imagen de Dios. Somos los portadores de la imagen de Dios, el imago Dei.”[2]

Ahora, ¿qué significa ser hechos a la imagen de Dios (Imago Dei)? Para responder esta pregunta, primero tenemos que preguntarnos: ¿Cómo es Dios? Dios es un Dios Trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo), quien desde antes de la fundación del mundo, ya estaba completo en sí mismo, disfrutando de una relación perfecta de amor entre cada una de las personas de la Trinidad.  Movido por ese amor perfecto y eterno, Dios decidió crearnos para relacionarse con nosotros, creando una familia espiritual para Sí y compartir esa vida de “perfecta comunidad”.  Por  lo tanto, ser hechos a la imagen de Dios significa ser como Él en amor y unidad. La Biblia dice: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.”[3]
  
Implicaciones para el ministerio social.

Las implicaciones para el ministerio social son muchas, debido a que como sus criaturas, creados a la imagen de Dios (“Imago Dei”), debemos reflejar quién es Él a través de nuestra relación con otras personas.  Al amar y servir a nuestro prójimo, estamos siendo portadores de la gloria de Dios y estamos comportándonos tal y como Dios es. Nuestro anhelo como seres creados a la imagen de Dios debe ser el demostrar el amor de Dios a nuestro prójimo a través del servicio, enfocándonos en ver por todas aquellas personas que están en gran necesidad, siguiendo así el modelo que Jesús nos dejó. Por lo tanto, nuestra relación con Dios debe verse reflejada en nuestra manera de relacionarnos con otros.  El autor Estep concluye: “Debido a que somos los portadores de la imagen de Dios, nuestra relación con nuestro querido portador de la imagen de Dios (nuestro prójimo) debe ser consistente con nuestra relación con Dios.”[4]

Implicaciones para el Evangelismo.

A través de la historia de la humanidad revelada en las Sagradas Escrituras, desde la creación, Dios siempre ha estado activamente mostrando su interés por todas sus criaturas y ha tomado la iniciativa de acercarse a nosotros por medio de sus mensajeros y de manera sublime por medio de la persona de Jesucristo, proveyendo así la solución para el problema del pecado que nos separó de Él.  Por lo tanto, como seres creados a la imagen de Dios, el evangelismo debe cobrar un sentido excepcional para nosotros ya que somos Sus instrumentos para reconciliar a las personas con Dios, invitándolos a ser parte de la Familia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo. 

Implicaciones para las misiones (evangelizar otras culturas)

Las implicaciones para las misiones son claras, ya que Dios por su amor y paciencia para con todos nosotros no quiere que nadie se pierda o sea destruido, sino que siempre ha querido que todas las personas del mundo procedan al arrepentimiento y se vuelvan a Él.  Dios es un Dios misionero, y espera que nosotros actuemos de la misma manera.  La Biblia dice: “Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”[5] La razón por la que estamos en esta tierra es para bendecir a las naciones y ser portadores de la gloria de Dios. Esto nos debe llevar a ser intencionales al tomar la iniciativa de acercarnos a todas las personas en el lugar donde se encuentran, tal y como Dios lo hizo. No podemos ser apáticos a la necesidad de las personas en todas partes del mundo de pertenecer y ser aceptados por Dios.   

Implicaciones para el liderazgo cristiano.

Por último, las implicaciones para el liderazgo cristiano tienen que ver con el proceso de desarrollo de otras personas.  Para el líder cristiano, es imprescindible entender el desarrollo de las demás personas, creadas a la imagen de Dios, lo cual nos puede proveer ideas en el proceso de formación de nuevos discípulos para Cristo.  La Biblia dice: “Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado.”[6] El Discipulado es uno de los propósitos bíblicos de Dios revelados en la Escritura. El discipulado significa simplemente ayudar a los creyentes a crecer espiritualmente, es decir, a alcanzar la madurez espiritual.  Dios nos ama tanto que nos acepta tal y como somos, pero no quiere dejarnos como estamos, sino que quiere que seamos como Su hijo Jesús. 

OLIVER MARTÍNEZ 


[1] Génesis 5:1-2. Santa Biblia. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California.
[2] Estep, James R. Christian Formation: Integrating Theology & Human Development.  Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2010. Pg. 11.
[3] 1 Juan 4:7-8. Santa Biblia. Versión Reina Valera Contemporánea. Copyright © 2009, 2011 por Sociedades Bíblicas Unidas.
[4] Estep, Pg. 14. 
[5] Mateo 28:19. Santa Biblia. Nueva Traducción Viviente.  © 2010 por Tyndale House Foundation. 
[6] Mateo 28:20. Santa Biblia. Nueva Traducción Viviente.  © 2010 por Tyndale House Foundation. 

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