1.
Definiendo “Imago
Dei”
Entender la naturaleza de Dios y su
esencia es fundamental para comprender quienes somos como seres humanos. Pero…
¿qué es exactamente lo que nos hace humanos? Contrario a lo que la ciencia
enseña, no estamos aquí por accidente ni producto de la evolución. Estamos aquí
porque Dios nos creó de la nada a Su imagen y semejanza. Tal y como dice la
Biblia: “El día que Dios creó al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y
hembra los creó. Los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron
creados.”[1] Esto es precisamente lo que nos hace
humanos, seres vivientes, que Dios, nos creó del polvo de la tierra, y sopló
sobre nosotros aliento de vida y nos hizo como Él. En cuanto a esto, el autor Estep argumenta:
“Somos humanos porque somos hechos a la imagen de Dios. Somos los portadores de
la imagen de Dios, el imago Dei.”[2]
Ahora, ¿qué significa ser hechos a la
imagen de Dios (Imago Dei)? Para responder esta pregunta, primero tenemos que
preguntarnos: ¿Cómo es Dios? Dios es un Dios Trino (Padre, Hijo y Espíritu
Santo), quien desde antes de la fundación del mundo, ya estaba completo en sí
mismo, disfrutando de una relación perfecta de amor entre cada una de las
personas de la Trinidad. Movido por ese
amor perfecto y eterno, Dios decidió crearnos para relacionarse con nosotros,
creando una familia espiritual para Sí y compartir esa vida de “perfecta comunidad”. Por lo
tanto, ser hechos a la imagen de Dios significa ser como Él en amor y unidad. La
Biblia dice: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo
aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido
a Dios, porque Dios es amor.”[3]
Implicaciones para el ministerio social.
Las implicaciones para el ministerio
social son muchas, debido a que como sus criaturas, creados a la imagen de Dios
(“Imago Dei”), debemos reflejar quién es Él a través de nuestra relación con
otras personas. Al amar y servir a
nuestro prójimo, estamos siendo portadores de la gloria de Dios y estamos
comportándonos tal y como Dios es. Nuestro anhelo como seres creados a la
imagen de Dios debe ser el demostrar el amor de Dios a nuestro prójimo a través del
servicio, enfocándonos en ver por todas aquellas personas que están en gran
necesidad, siguiendo así el modelo que Jesús nos dejó. Por lo tanto, nuestra
relación con Dios debe verse reflejada en nuestra manera de relacionarnos con
otros. El autor Estep concluye: “Debido
a que somos los portadores de la imagen de Dios, nuestra relación con nuestro
querido portador de la imagen de Dios (nuestro prójimo) debe ser consistente
con nuestra relación con Dios.”[4]
Implicaciones para el Evangelismo.
A través de la historia de la humanidad
revelada en las Sagradas Escrituras, desde la creación, Dios siempre ha estado
activamente mostrando su interés por todas sus criaturas y ha tomado la
iniciativa de acercarse a nosotros por medio de sus mensajeros y de manera
sublime por medio de la persona de Jesucristo, proveyendo así la solución para
el problema del pecado que nos separó de Él.
Por lo tanto, como seres creados a la imagen de Dios, el evangelismo
debe cobrar un sentido excepcional para nosotros ya que somos Sus instrumentos
para reconciliar a las personas con Dios, invitándolos a ser parte de la
Familia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo.
Implicaciones para las misiones (evangelizar otras culturas)
Las implicaciones para las misiones son
claras, ya que Dios por su amor y paciencia para con todos nosotros no quiere
que nadie se pierda o sea destruido, sino que siempre ha querido que todas las
personas del mundo procedan al arrepentimiento y se vuelvan a Él. Dios es un Dios misionero, y espera que
nosotros actuemos de la misma manera. La
Biblia dice: “Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”[5]
La razón por la que estamos en esta tierra es para bendecir a las naciones y
ser portadores de la gloria de Dios. Esto nos debe llevar a ser intencionales
al tomar la iniciativa de acercarnos a todas las personas en el lugar donde se
encuentran, tal y como Dios lo hizo. No podemos ser apáticos a la necesidad de
las personas en todas partes del mundo de pertenecer y ser aceptados por Dios.
Implicaciones para el liderazgo cristiano.
Por último, las implicaciones para el
liderazgo cristiano tienen que ver con el proceso de desarrollo de otras
personas. Para el líder cristiano, es
imprescindible entender el desarrollo de las demás personas, creadas a la
imagen de Dios, lo cual nos puede proveer ideas en el proceso de formación de
nuevos discípulos para Cristo. La Biblia
dice: “Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he
dado.”[6]
El Discipulado es uno de los propósitos bíblicos de Dios revelados en la
Escritura. El discipulado significa simplemente ayudar a los creyentes a crecer
espiritualmente, es decir, a alcanzar la madurez espiritual. Dios nos ama tanto que nos acepta tal y como
somos, pero no quiere dejarnos como estamos, sino que quiere que seamos como Su
hijo Jesús.
OLIVER MARTÍNEZ
OLIVER MARTÍNEZ
[1] Génesis 5:1-2. Santa Biblia. Nueva
Biblia Latinoamericana de Hoy. © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra,
California.
[2] Estep, James R. Christian Formation: Integrating Theology & Human Development. Nashville, TN: B&H Publishing Group,
2010. Pg. 11.
[3] 1 Juan 4:7-8. Santa Biblia. Versión
Reina Valera Contemporánea. Copyright © 2009, 2011 por Sociedades Bíblicas
Unidas.
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