El apóstol Pablo da una instrucción que debe ser tomada con mucha diligencia. “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Estos, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza.” (Efesios 4:17-19)
En la epístola a los Romanos, también da una recomendación sumamente importante: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)
¿Qué significa andar conforme a este mundo? Es aceptar la forma en la cuál se desenvuelve este mundo como algo nuestra. Es vivir en la vanidad de la mente que envuelve a los hombres. Es vivir ajenos a la voluntad de Dios y entregados a las demandas de este mundo.
Este mundo es un sistema tan bien organizado que ha sido diseñado para atraernos, seducirnos y cautivar nuestros sentidos. Pero la verdad es que todo lo que este mundo ofrece, es pasajero, y nunca duradero. Tal vez podamos encontrar placer temporal, pero cuando menos nos demos cuenta ese placer se esfuma y nos damos cuenta que todo eso fue vano... no recibimos nada realmente satisfactorio, que pueda llenar nuestras vidas.
Dios quiere que ya no andemos imitando todas las formas de este mundo, sino que andemos conforme su voluntad, conforme al ejemplo de Jesucristo. Él dio su amor, su servicio, fue misericordioso, fue manso, benigno, bondadoso, humilde, Se entregó a sí mismo por toda la humanidad, sin esperar recibir nada a cambio. Sólo andando conforme a Cristo, podremos entender el plan de Dios para nuestras vidas. Seremos realmente llenos de su Espíritu Santo, y vivirá una vida plena y llena de gozo.
OLIVER MARTINEZ
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