Saturday, September 26, 2009

EL SIGNIFICADO DE UNA VERDADERA ADORACIÓN

Cuenta la historia que Jesús estaba en casa de un hombre llamado Simón, apodado “El Leproso”, en la ciudad de Betania durante una cena, probablemente un martes, luego de un día dedicado completamente a la enseñanza en el templo (Marcos 14:3-9). De acuerdo con el evangelio de Marcos, la fiesta de la Pascua y de los panes sin levadura sería dos días después. El Sanedrín, que era un grupo de líderes judíos, puede haber estado reuniéndose al mismo tiempo para planear un complot en contra de Jesús, llevarlo a juicio y después poder crucificarlo.

De esta historia podemos encontrar varios puntos importantes:

1. Una verdadera adoración requiere dar a Dios siempre lo mejor. “... llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo puro.” (v.3a)

El frasco de alabastro tenía un cuello largo que había que romper para poder usar el contenido. Si no se rompía sería imposible poder disfrutar su contenido. Perfume de Nardo Puro: El precio aproximadamente en dólares de este perfume costoso sería de unos $150 dólares por libra. No nos extrañe que en algún momento Dios tenga que “quebrarnos” para que dentro de nosotros pueda salir lo mejor de nosotros.

2. Jesucristo es el objeto único de nuestra adoración. “...Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús”. (v.3b)

Jesús mismo explicó la verdadera razón del acto de esta mujer. No fue simplemente un acto de devoción, sino que hubo en él la intención consciente de ungir a Cristo anticipándose a su inminente muerte y sepultura. El haber pasado tiempo sentada a los pies del maestro escuchando atentamente sus enseñanzas, había hecho a esta mujer capaz de comprender mejor aún que sus discípulos la verdad de su inminente muerte.

3. La verdadera adoración es locura para el mundo. “Algunos de los presentes comentaban indignados: ¿Para qué este desperdicio de perfume? Podía haberse vendido por muchísimo dinero para darlo a los pobres.” (vv. 4-5)

Literalmente este versículo habla de haber vendido dicho perfume en 300 denarios. El denario era una moneda romana de plata, que valía unos 4 gramos de plata, lo cuál nos habla de una buena cantidad de dinero. Entonces 300 denarios equivaldría a unos $9.500 dólares aproximadamente, lo cuál es una buena cantidad de dinero.

¿Cuántos estarían dispuestos a ofrecer esa cantidad de dinero a Dios hoy mismo? Quizá ni siquiera la tengamos. Lo que Dios demanda no es nuestro dinero, aún cuando eso podría ser importante para su ministerio; lo que Él quiere son nuestras vidas mismas como un sacrificio solo para Él. En esto consiste la verdadera adoración y esto es simplemente locura para el mundo.

OLIVER MARTINEZ

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