Thursday, September 24, 2009

UN LUGAR DE REFUGIO

El presidente John F. Kennedy dijo en una ocasión que cada día nos acercábamos más a la hora de máximo peligro. Peligros como un holocausto nuclear constituyen ahora una mayor posibilidad que nunca. De hecho, los editores de una revista norteamericana usan un “reloj del fin del mundo” para estimar la historia humana por una medida de tiempo de 24 horas. La carrera armamentista nuclear los llevó a hacer esta estimación. Razonan que si ocurriese una guerra atómica, la destrucción total de la humanidad sería inevitable.

En su libro “No place to hide” (No hay lugar para esconderse), el doctor David Bradley, que supervisó la radiología de las primeras pruebas de la bomba atómica, escribió: “Cuando uno considera que una millonésima parte de un gramo de radio dentro del cuerpo humano puede ser fatal, se inclina a volverse del cálculo y la investigación científica a Dios.

El Salmo 91 habla del Señor como de un lugar secreto, una sombra, un refugio, una fortaleza, un protector y un libertador. En él siempre estamos seguros.

La protección viene en muchas formas. Un conejo se mete en su agujero. Un venado corre hacia la densa cobertura del pantano. Un niño se refugia en la pierna del pantalón de su papá. Un soldado se atrinchera bajo la protección de la artillería de apoyo. Pero... la pregunta es: ¿Qué es lo que hace un hijo de Dios? ¿Dónde se esconde cuando se ve rodeado por el peligro?

¡David, quien fue un hijo de Dios que conocía Su corazón, sabía dónde! Cuando escribió muchos de los salmos que tenemos en nuestra Biblia, las cosas no iban muy bien para él. Estaba cansado, se sentía débil y abatido. Su mente estaba muy angustiada. Su corazón, herido. Sus enemigos lo estaban persiguiendo y sus amigos lo habían defraudado. Estaba en una posición vulnerable, pero no se hallaba indefenso. Él sabía que Dios era la mejor fuente de seguridad posible y que una correcta relación con Él era la estrategia de defensa más sabia. Allí fue donde encontró su seguridad.

De la misma forma en que un niño pequeño encuentra confianza cuando llama a su hermano mayor si se siente amenazado por alguien que quiere abusar de él, David invocaba el nombre del Señor. Puesto que vivía en comunión con Él, se refugiaba en la seguridad de Aquél que lo había ayudado antes tantas veces y que lo amaba con un amor inalterable.

Quizá en nuestra vida hoy estemos experimentando temores que van más allá de nuestras capacidades por vencerlos. Tal vez estemos pasando por tribulaciones, sintiendo que ya no podemos más, que ya no vemos lo duro sino solo lo tupido. Posiblemente por alguna circunstancia de la vida tenemos enemigos que se han encargado de hacernos la vida imposible, y no permitirnos vivir en paz, llegando a lastimarnos en gran manera. O ya sea que en nuestra vida vivamos constantemente angustiados por los peligros que existen en este mundo, por la enfermedad propia o de algún ser querido, por crisis familiar o económica. Dios quiere fortalecernos en este día. Él quiere que acudamos confiadamente a Él, porque Él quiere ayudarnos y protegernos en medio de la situación en la que estemos pasando. Cualquiera que sea la circunstancia, cualquiera que sea, tenemos un lugar para refugiarnos. Él es la Roca de nuestra salvación, nuestra Fortaleza, nuestro Castillo, nuestro Escudo, La Fuerza de nuestra salvación, nuestro Alto Refugio.

¿Estamos dispuestos a buscar la misma seguridad? Se puede confiar en Dios. Era un refugio seguro para David y es también Aquél a quien deberíamos aferrarnos cuando necesitamos protección.


OLIVER MARTINEZ

No comments: